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Polémica por la construcción del parque eólico marino Tramuntana Park

Nueve expertos del CSIC, el ICM, la UdG y la UB promueven un manifiesto contra el parque eólico marino «Tramuntana».

En enero, Bluefloat Energy (empresa de desarrollo de energía eólica marina) y Sener (grupo de ingeniería y tecnología) lanzaron un macroproyecto basado en la construcción de un parque eólico marino flotante entre 10 y 22 km del golfo de Roses, en el Alt Empordà. La intención del proyecto era posicionar el Empordà como un punto de referencia en la lucha contra el cambio climático en el territorio catalán, evitando la emisión de 21 millones de toneladas de CO2 en su fase inicial, aunque se preveía evitar un total de 42 millones de toneladas cuando alcanzara su fase final. Este proyecto fue presentado bajo el nombre de «Parc Tramuntana». El primer documento presentado por los promotores explicaba que este parque representaba «una oportunidad para promover las energías renovables, dinamizar la economía y la sostenibilidad ambiental del territorio» y que respondía «a los objetivos de transición energética 2030 y 2050 de la Generalitat de Catalunya».

Es por ello que el pasado 26 de enero de 2021 BlueFloat Energy y SENER se reunieron telemáticamente con la mayoría de representantes de los municipios y entidades del Alt Empordà (ayuntamientos, Consell Comarcal, pescadores y organizaciones ecologistas).

El proyecto se presentó como un acelerador económico, turístico y medioambiental para el Empordà. Según sus promotores, en esta fase inicial, que esperan completar en 2026, el parque podría generar 500 MW, lo que supone el 45% de la demanda eléctrica actual de la provincia de Girona y acabaría produciendo en su fase final casi 1.000 MW, lo que cubriría el 90% de la demanda energética de la ciudad. El proyecto consta de 68 turbinas de 15 MW (o 84 turbinas de 12 MW) que estarían ubicadas a una distancia de un kilómetro en columnas y 2,5 kilómetros entre sus filas.

Además, el proyecto permitiría financiar su construcción a través de fondos de recuperación europeos. Actualmente requeriría una inversión de más de 2.500 millones de euros y debería generar, en su fase inicial, más de 6.000 puestos de trabajo.

Los nueve investigadores encargados de redactar el manifiesto han sido Josep Lloret de la UdG, Antonio Turiel del CSIC, Rafael Sardà del CSIC de Blanes, Jordi Solé de la UB, Albert Olivares del CSIC de Blanes, Ana Sabatés del CSIC, Elisa Berdalet del CSIC, Josep Maria Gill del CSIC y Josep Vila Subirós de la UdG.

El manifiesto critica los impactos ambientales, sociales y económicos que pueden tener este tipo de proyectos y pide a las administraciones públicas que no los acepten. Este manifiesto expresa “dudas y preocupaciones” y pide a las diferentes administraciones “adecuar la energía eólica marina en Cataluña y España a los criterios de sostenibilidad que deben regir la economía azul que impulsa Europa”. Esto es muy curioso ya que los desarrolladores se aseguran de que el proyecto cumple con los estándares europeos. También afirman que el proyecto “plantea dudas a nivel técnico respecto a la energía producida”.

Los científicos explican que los daños generados en el ecosistema más allá del área ocupada por los aerogeneradores serían «mucho más graves que lo expuesto superficialmente en el documento inicial del proyecto presentado por las empresas». También se preguntan «si el objetivo último del parque de Tramuntana sería la futura creación en terrenos de una planta de electrólisis para la producción de hidrógeno», lo que, apuntan, tendría un impacto «muy superior» al declarado en el proyecto.

Por todo ello, piden el compromiso de las administraciones pero están elaborando un diagnóstico independiente sobre el «impacto ambiental, económico, social, paisajístico y cultural».

Sin embargo, las administraciones están obligadas a seguir la Estrategia Europea de Biodiversidad 2030, la Directiva Marco sobre la Estrategia Marina Europea y los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas.

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